miércoles, 21 de diciembre de 2011

»Just Love.


Escrito el día 15 de noviembre.

Enamorarse...¿Que demonios significa eso? Es decir, tengo 14 años. Y ya me lo pregunto. ¿Cuantas veces no he admitido erroneamente estar enamorada? Pero en ese entonces era más pequeña, más idiota, y creía las cosas con más facilidad. Pero mi credibilidad cambió, me volví desconfiada e insegura. Incluso más de lo que era ya antes. Pero...hoy...hoy me siento enamorada. O al menos lo más cercano a eso. Y si, lo se, soy solo una niña. No puedo afirmar que de verdad lo esté, y de echo, ni siquiera lo estoy afirmando. Solo estoy diciendo que siento algo cercano a eso.

Una vez, alguien que me importó demasiado...no solo alguien, fueron dos personas concretamente, me dijeron. "Ahora se la razón por la cual te amo, amo tu manera de escribir." y si no fue eso, fue algo parecido. El punto es, en ese momente pensé que era absurdo. ¿Escribir era una manera de enamorar? ¡Bah! Que tontería.

Pero hoy...simplemente tengo que retractar ese pensamiento. Me topé con un escrito por casualidad, de un chico. Bastante raro para mi ver que un chico escribiera. Y su forma de escribir...simplemente, es hermosa. Es como si...no lo sé. Simplemente me fascina. Sus frases, sus palabras, la manera en la que narra las cosas, las razones por las cuales pasa lo que pasa en su historia.

Y cuando supe esos porque's...simplemente pude pensar "Él sufre más de lo que puede aceptar. Y aún asi sigue adelante, y tiene una motivación." Y eso lo hace para mi un hombre, no un chico.

¿Lo amo? ¿O es simple admiración? ¡Por favor! Tengo 14 años, no se aún lo que quiero concretamente. Aún no conozco lo que es el verdadero amor. Su forma de escribir me hace amarlo, y desear que, un día...casarme con un escritor. Porque, son las personas que se refugian en un cuaderno y una pluma para sacar todo aquello que sienten: furia, amor, trizteza. Sin miedo alguno.

Esa es la razón por la que escribo, y tengo mis razones para leerlo. Y quizás solo llegue a ser la niña que lo lee y lo admira en secreto. Pero me basta...al menos por ahora.

»Jacqueline Glz.ϟ

»Visiones


De nuevo llovía. Elena solía amar la lluvia, pero al volverse esta bastante frecuente comenzaba a sumergirla en un estado de depresión. Ella no quería estar deprimida, eso era justo lo último que ella quería. La última vez que lo vio le prometió que sería fuerte, por él. Y que cada que no pudiera seguir adelante, cada vez que ella pensara que la vida no valiera la pena, cerrara sus ojos, y recordara aquellos valiosos momentos que ambos compartieron juntos. Cansada de estar en la cama, Elena se despertó y se puso junto al alfeizar para mirar hacia afuera. Además de ver a la lluvia, veía vagos recuerdos de su pasado. Veía a una chica radiante vestida en shorts y con una blusa de tirantes rosa bailar bajo la lluvia con un chico alto, que en ese momento llevaba jeans y una camisa verde. Sonrío sin ganas ante aquel recuerdo y se echó a llorar. Agradecía que su madre no estuviera en casa ese día, así no tendría que fingir una sonrisa, pretender que todo estaba bien. ¡Y estaba harta de eso! Estaba tan cansada de fingir una sonrisa todo el tiempo, ella no estaba feliz. No iba a estarlo así. ¿Cuándo demonios pensaba regresar? Golpeo con los puños la ventana, lastimándose, pero el dolor en sus manos no era nada comparado con el que su alma sentía.

-¿Estabas llorando por mí? Odio que lo hagas…-le dijo un chico que estaba recargado en el marco de la puerta. La sonrisa se le ilumino a Elena. Corrió a sus brazos y lo abrazo con fuerza, para que después sus manos comenzaran a desplazarse por el rostro del chico.

-Estas aquí…-Murmuró ella- Te eche tanto de menos…

-Siempre he estado aquí…-Le sonrió él- Aunque no puedas verme…

Elena posó la yema de sus dedos sobre los labios del chico silenciándolo, y después se acercó a él para besarlo. Cerró los ojos y se dejó llevar por ese pequeño momento de perfección, en el cual ambos estaban juntos. Y de repente, abrió los ojos como platos. Se separó de él y lo miro fijamente.

-¿Cómo entraste?- lo miro con desconfianza y dudosa a la vez- Mi madre ha dejado la puerta cerrada…

-Tú me dejaste entrar…-Susurró él- Cada vez que sueñas conmigo, es como si me dejaras entrar

Elena sacó todo el aire que tenía en los pulmones de una sola vez y comenzó a negar para si

-Es imposible, no estoy soñando…-Miró hacia otro lado y después devolvió su mirada en dirección hacia donde estaba el chico- Porque si estuviese soñando yo no…

Pero ya no estaba. Eran tantas las veces en las que ella soñaba con él, y tantas las veces en las que su mente le hacía creer que él había regresado, que ya ni siquiera recordaba cómo era estar realmente con él. Abrió los ojos y se encontró con el techo, que para ella representaba la realidad. ¿Cuántas veces no había deseado poder dormir por siempre para al menos ahí estar a su lado? Muchas. Tomó su diario, escribió la fecha y la hora y escribió: “Soñé de nuevo con él. Ya no soporto esto.” Usualmente ella no dejaba que su vida dependiera de un chico, pero este no era cualquier chico. Era su primer amor. Se levantó de la cama y vio a la brillante dama de la noche, la luna brillar como nunca lo había hecho. Las estrellas resplandecían a su alrededor y parecía que hacían una bella danza. Al menos ese era el único consuelo que le quedaba. Que en algún lugar del mundo él estaría viendo el mismo cielo que ella. Mientras tanto, en un lugar desconocido para Elena un chico escribía cartas para ella, cartas que nunca iban a ser enviadas. El chico dirigió una última mirada a una fotografía que tenía a su lado. Su dulce Elena sonreía ampliamente, y lucía radiante con su vestido de flores. Miro a la ventana tratando de quedarse dormido. Pero Sebastián simplemente no podía. Y Elena tampoco. No mientras ambos no estuvieran juntos. Pero a veces, la vida puede ser lo suficientemente desgraciada como para separar a dos personas que se aman, pero lo suficientemente buena para mantenerlos separados por su propio bien. En lugares donde ambos tendrían una mejor vida, un mejor futuro. Algún día lo agradecerían, algún día todo eso valdría la pena.