jueves, 23 de febrero de 2012

Vacía.

Vacía.

Así es como me siento.

Hay palabras luchando por salir. Se quedan atrapadas en mi garganta, pelean por escapar. Pero mi cerebro no es capaz de transformarlas. Hay sentimientos, emociones. No sé que significan y ni siquiera sé si quiero saberlo.

Tengo incertidumbre.

¿Decirlo o no decirlo? Si lo digo… ¿Qué es lo que en realidad trato de expresar? Si lo cayo, ¿Qué es lo que estoy ocultando? ¿Hacerlo o no hacerlo? ¿Ser o no ser? ¿Real o no real? ¿Qué pasaría si…?

Tengo miedo.

De eso se trata todo. Siempre ha sido de eso. ¿Pero cuando empezó aquel siempre? ¿A qué me refiero con esto? No tengo claros conceptos tan simples, pero tampoco tengo claros conceptos más complejos. Es como sí…

Como si estuviera muerta.

Claro que no es tan serio como suena.

Solo es una metáfora.

No sé que hacer. Ni que no hacer. No se a donde ir ni si lo que debo hacer es irme. ¿Debo quedarme acaso? Pienso que lo mejor seria escaparme. Comenzar una nueva vida. No. Mi vida esta bien, lo que quiero es comenzar de nuevo en otro lugar.

Miedo e incertidumbre.

Ese es el nombre de mis demonios interiores.



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