martes, 10 de abril de 2012

Do You Remember Me?


“¿Qué hora es? “ Se preguntó Corine para si mientras se quitaba las sabanas de encima. Era un lunes, día de escuela. Y había dormido demasiado bien para ser verdad. A menos que sus padres hubieran decidido no despertarla. Los días en los que no tenía clases eran en los que ella podía quedarse a dormir plácidamente hasta que dieran las 11 de la mañana. Solía dormir mejor cuando era así. 


Se levanto con pesadez, y consultó en el teléfono que estaba en su buro la hora: 9:18 am. “Bueno, gracias por avisarme que se me hace tarde, papá” pensó para si. Comenzó a hacer la cama mientras en su mente tarareaba I Wanna Go de Britney Spears. No sabía por qué estaba tan feliz, pero tenía un buen presentimiento sobre el día de hoy. No, no era su cumpleaños. Y no, no esperaba visitas. Así que era raro que se sintiera así, pero se alegraba por ella, por el positivismo que había adquirido en los últimos meses.


Cuando Alexander Hudson, el amor de casi toda su vida (y ahora exnovio) la dejo de nuevo por aquella chica nueva extranjera de la escuela (Una rubia descerebrada, despampanante y completamente opuesta a ella) decidió que sería la ultima vez que le pasaba algo así. Borro su numero celular de su agenda, lo elimino de todas las redes sociales…lo desechó de su vida. Esta vez ya no tenía ninguna esperanza de volver con él. E incluso ni siquiera estaba interesada en él. Ya no. (Por supuesto que eso no era verdad, solo trataba de convencerse a si misma de aquello)


Pero ni siquiera había llorado ese día, lo cual le extrañaba tomando en cuenta que siempre había sido una chica demasiado susceptible. Quizás finalmente estaba comenzando a madurar, y hacía caso a aquel dicho que recitaba “A veces el dolor ye hace fuerte”. Eso parecía hacer efecto en ella. 


Bajó las escaleras dando saltitos, ahora cantando Moves Like Jagger. Miró al árbol de navidad, que su madre ni siquiera se había tomado la molestia de quitar desde que la navidad había acabado oficialmente. Pensó que quizás ni siquiera lo iban a quitar y que podía llegar Halloween y aun seguir ahí. Pero, además del árbol, había algo más que le llamaba la atención.


No estaba sola.
             
             Había un chico.




¿Quién era ese chico? 


-Disculpa…-murmuró con la típica voz ronca que sueles tener cuando te acabas de levantar, los ojos grises del chico la miraron con atención, dispuesto a escuchar.- ¿Quién eres y quien te dejo entrar?


El chico se levanto del sillón permitiendo a Corine mirarle mejor. Era alto, aunque no demasiado, solo podía rebasarla por unos pocos centímetros. Era moreno, aunque no se veía demasiado natural, supuso que se había bronceado en alguna ida a la playa. Y tenía los ojos grises. Corine tenía debilidad por los chicos con ojos de color, grises, azules, verdes…color miel. Podría morir sumergida en ellos.


-Ya me conoces- le respondió él rompiendo con el silencio que había reinado en el salón durante unos segundos- Corine, soy yo. 


-¿Tu?- frunció el ceño confundida- ¿Tu quien? Porqué…tú eres tú. Y yo soy yo. El asunto aquí es… ¿Quién eres tú? ¿Te conozco de algún lado?


El chico sonrió débilmente. Por supuesto que no se acordaba de él, debió de haberlo supuesto antes de aparecerse en su sala así como así. Y era un error.

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